La previa de la final entre Estudiantes y Vélez por la Copa de la Liga Profesional, lejos de perder valor como suponían anticipadamente ante la ausencia de los equipos denominados grandes, fue una fiesta total. Cerca de 30.000 personas arribaron a la capital santiagueña y activaron la economía de la provincia vecina, sobre todo a lo que tiene que ver con ocupación hotelera y la gastronomía.
La caravana de casi 200 ómnibus que se trasladaron desde Buenos Aires a la “madre de ciudades” retrasó los planes de los viajeros ocasionales que se movían por la Ruta 34 o Ruta 9 hacia el norte. Por eso, la mayoría de los simpatizantes que viajaron en autos particulares fueron los primeros en llegar en horas de la tarde del sábado.
“No quiero sacarme una foto, papá. Sos re pesado”, le dice un nene de unos 10 años a Sebastián Leguizamo. “Estos son recuerdos imborrables, cuando tengas 20 años te vas a dar cuenta”, respondió “Seba” pegado de un “dale, sonreí”, ganando la pulseada.
“La ruta estuvo muy tranquila, nosotros decidimos llegar ayer y alojarnos en un hotel. Tengo amigos que me dicen que varios micros están retrasados”, agrega cuando falta poco menos de dos horas para que la pelota comience a rodar en el Madre de Ciudades.
En la vereda del frente, a los simpatizantes del “pincha” les tocó ocupar las tribunas Oeste y Norte, por lo que no pudieron fotografiarse con la escultura gigante de Diego Maradona que está ubicada en los accesos del Este. A los hinchas de Estudiantes, más ruidosos en los ingresos por cierto, pudieron grabar con sus celulares el acceso principal del estadio, con una gigantesca fotografía de los campeones en Qatar 2022 que tiene un “Gracias” como única leyenda.
Leonardo Salomon y Amadeo viajaron ayer desde Ensenada por primera vez al norte del país. “Vinimos en varios autos con amigos, conseguimos alojamiento en Las Termas y aprovechamos para hacer un poco de turismo ayer, vamos a volver el lunes recién para que la ruta esté más tranquila”, señaló Leonardo acompañado por su hijo. “Ganamos seguro, no sé cómo pero ganamos”, dijo desbordando confianza.
A diferencia de otras finales que se jugaron en Santiago del Estero, esta vez casi el cien por ciento de los hinchas tuvieron que recorrer poco más de 1.000 kilómetros para alentar a sus equipos. Sin embargo, Tucumán por ejemplo aportó lo suyo. La peña de Vélez movilizó dos micros repletos de simpatizantes fortineros. “Ibamos a sacar tres, pero muchos se quedaron sin entradas. Terminamos completando con hinchas que consiguieron vuelos a nuestra provincia y se contactaron con la filial”, le explicó a LA GACETA Matías Ezequiel, integrante de la peña velezana, que partió de Tucumán a las 8 de la mañana desde la Casa Histórica y cerca del mediodía compartieron un asado en un camping de zonas aledañas al estadio.
En la previa, en el centro de Santiago del Estero y en algunas plazas, simpatizantes del “pincharrata” y el “fortín” convivieron en paz. “Todos nos reímos e hicimos bromas con la distancia que tuvimos que recorrer, pero bueno, es una linda experiencia y el premio puede ser un título, todo lo vale”, reconoció Leguizamo, que a las 13.20 ya estaba en la platea del “fortín”, esperando por la gran final.